Año Ignaciano

El 20 de mayo de 2021 la Compañía de Jesús y la familia ignaciana iniciarán la celebración mundial del Año Ignaciano, donde conmemoramos la conversión de San Ignacio.

Ese día, hace 500 años, San Ignacio sufrió la herida de una bala de cañón mientras defendía Pamplona. Para él, supuso un importante fracaso y un cambio de planes en lo que imaginaba para su futuro, lleno de riquezas y hazañas mundanas. Pero este fracaso resultó ser solo aparente, pues marcó el comienzo de un proceso de conversión que conduciría a Ignacio a sueños más grandes, ya no centrados en sí mismo, sino en Dios. Comenzaría a ver todas las cosas nuevas en Cristo.

Celebrar no es un fin en sí mismo. Celebramos este año para recordarnos la oportunidad diaria de experimentar una nueva conversión y vivir una experiencia transformadora. Es un llamado a permitir que el Señor nos descubra un nuevo entusiasmo, interior y apostólico, una nueva vida, nuevos caminos para seguir a Cristo. Precisamente, Arturo Sosa SJ nos lo advierte: «San Ignacio no es el centro de este Año Ignaciano, es el medio a través del cual necesitamos ir a Cristo. Cristo debe estar siempre en el centro. Si no fijamos nuestros ojos en Él a lo largo de este año, este aniversario no tendrá sentido».

Todo el año seguirá estando guiado por las Preferencias Apostólicas Universales 2019-2029. Tal y como nos recuerda el Padre General, «asimilarlas supone una conversión para cada uno de nosotros, nuestras comunidades y nuestras instituciones u obras apostólicas. Pidamos la gracia de un cambio real en nuestra vida-misión de cada día».

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