Los Reyes supieron seguir una estrella.
Una pequeña luz
que los fue guiando, paso a paso,
hasta descubrir que el Tesoro
era un Niño y su Amor.
En Manos Abiertas, caminamos siguiendo esas pequeñas luces.
Traducido al lenguaje de Reyes:
👑La estrella son los gestos cotidianos de amor que orientan el camino
👑El camino es el compromiso sostenido del voluntariado
👑El regalo es el tiempo, la escucha y el cuidado compartido
👑El Tesoro es cada vida acompañada con respeto y ternura

Los reyes magos son de esas figuras que se han incorporado al mundo de los niños, por ser parte de ese Amor que se regala en Navidad, a través de caminos misteriosos. Por ser parte de ese regalo que se espera y siempre llega, sin que nadie se dé cuenta.
Y es así, porque ellos supieron a su vez, en el sueño de un Niño envuelto en pañales, descubrir su regalo. Por eso, la tradición popular habla de ellos, como de los que mejor conocen del sueño de los niños.
Este conocimiento del mundo de los niños, tuvieron que aprenderlo haciéndose niños. Jugando con Dios aquel juego de “la búsqueda del Tesoro”.
En cuanto Dios tuvo escondido su Tesoro (el Niño Jesús) entre los hombres, se pusieron a buscarlo. Las pistas, llevaban todas, una misma marca: una estrella. Una pequeña lucecita que reflejaba la luz del sol. Con ella debían iluminar a cada hombre, y al reflejarse en ellos el rostro de Dios, éste los conduciría a descubrirlo nuevamente y con mayor prontitud, en la pista siguiente, en el rostro siguiente. Así debían avanzar hasta dar con el Tesoro mismo: la luz del Amor de Dios brillando con toda su fuerza en el rostro de un Niño.
Javier José Albisu





