La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, estamos invitados a amar y servir, sabiendo que Jesús tiene un Corazón que ama sin medida y recibe nuestro pequeño amor con alegría.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, para que podamos ahondar en el amor que Dios no tiene, que nos invita a poner “más en las obras que en las palabras”, como enseña San Ignacio en los Ejercicios Espirituales.
️ Este mes nos invita a vivir unidos a Jesús, viviendo la vida cotidiana, poniendo la mirada en la misión confiada por Dios, sabiendo que Él no abandona la Obra de sus Manos…
Esta certeza nos une a Jesús a través de nuestras obras, desde un servicio fiel en lo pequeño, desde donde correspondemos al gran amor que Él nos tiene, confiados que Él siempre nos está esperando y amando…
Oración
Déjame fundir mi historia en tu Corazón
con toda su carga de debilidad,
y entregar a tu misericordia lo que tu amor dejó atrás.
Déjame fundir mis ojos en tu Corazón
hasta mirar reconciliado mi propia realidad.
Déjame fundir mis oídos en tu Corazón
hasta escuchar lo que jamás imaginaron
que podías y querías pronunciar:
“Yo te perdono; quédate en paz”.
Déjame fundir mi boca en tu Corazón
hasta aprender en el silencio a decir: “Abba”.
Déjame fundir mi rostro en tu Corazón,
hasta encontrar hecho niño el asombro,
con que un día me acercaba hasta tu altar.
Y si ves que, a las puertas de fundirme,
mi miedo me detiene y te dice: “¡Basta ya!”,
que tu mano en mi cabeza, me responda:
“Tan sólo, déjate amar”.
Javier Albisu.