Queridos amigos de Manos Abiertas: este año nos encuentra, nuevamente, caminando juntos, con muchas ganas de continuar y de crecer en este servicio a los Patroncitos, a los cuales, Dios, nos llama.
Hoy queremos, especialmente, recalcar que necesitamos mirar en grande, aunque servimos en lo pequeño.
La mirada en grande nos permite ampliar el horizonte, nos permite ver más allá de las necesidades y también de las circunstancias y las presiones que tenemos, pero, además, ese mirar en grande que, a veces, puede también abrumarnos, sería la tentación, lo importante es que se concreta en el servicio en lo pequeño.
Ahí es donde no nos perdemos, ahí es donde Dios pone la bendición, pone su mano, el mano a mano con nuestros Patroncitos; el estar cuerpo a cuerpo en el servir allí donde está la necesidad. El rumbo no se pierde, lo grande no nos abruma, pero también nos mantiene el horizonte y el servir en lo pequeño nos permite recordar que, el Amor, es, siempre, a una persona, no a una generalidad, sino a cada nombre de cada patroncito con que nosotros nos encontramos; intentamos caminar juntos y, además, lo más importante para nosotros, es que ellos nos devuelven ese Amor, ellos nos enseñan qué significa servir; en su pequeñez se ve la nuestra; en su fragilidad, la nuestra; en aquellas cosas que nos desconciertan, recordaremos nuestros desconciertos; que solamente cuando nos encontramos y nos damos unos a otros, los problemas, a veces, desaparecen o, por lo menos, pierden peso y le damos más bien valor a los más importante que es el encuentro, el horizonte, el sentir y gustar de ese servicio; es así donde, a la vida, la volvemos también nosotros a gustar.
Por eso es tan linda la invitación a que caminemos este año juntos y que Manos Abiertas sea, nuevamente, esta oportunidad para que la vida nos haga sonreír la sonrisa de Dios, cuando nos acercamos a ÉL a través de nuestros hermanos y sabemos que todo lo demás se dará por añadidura.
Fernando Cervera, s.j.
Asesor Espiritual Manos Abiertas
